02.08.2008
fauna
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Dicen en Mongolia que el camello tiene un gran corazón, tanto es así que hace muchos muchos años ocurrió lo siguente: Dios le dio cuernos al camello, en recompensa a la bondad de su corazón. Pero un día vino un ciervo pícaro a pedirle al camello que le prestara sus cuernos, ya que tenía que adornarse para una celebración del oeste. El camello confió en el ciervo y le dio sus cuernos. Pero el ciervo nunca se los devolvió. Desde entonces, los camellos miran al horizonte, esperando el regreso del ciervo.